
Desequilibrados atentan obras de arte
Un turista procedente de los Estados Unidos y de orígen egipciano había solicitado ser recibido por el papa Francisco y al recibir una respuesta negativa arrojó al suelo dos esculturas.
Un turista procedente de los Estados Unidos y de orígen egipciano había solicitado ser recibido por el papa Francisco y al recibir una respuesta negativa arrojó al suelo dos esculturas. Se trata de dos bustos romanos del siglo I d.C. con una antigüedad de 2.000 años, conservados en la Galería Chiaramonti dentro del complejo de los Museos Vaticanos. La base cde un busto de mármol de Carrara quedó destrozada, mientras que la oreja y la nariz de los dos bustos quedaron dañadas.
Meses atrás, un jóven exaltado en estado confusional y elogiando la “salvación del mundo” arrojó una torta de crema contra el vidrio blindado que proteje el cuadro de la Mona Lisa en el museo parisino del Louvre que alberga la pintura más famosa del mundo, obra de Leonardo da Vinci. Sentado en una silla de ruedas y llevando una peluca, seguramente esta condición de simulada discapacidad le permitió acercarse al cuadro.
No es la primera vez que el cuadro del pintor florentino Da Vinci sufre atentados. El 31 de diciembre de 1956 un pintor boliviano lanzó una piedra que rompió el vidrio protector, en esos tiempos no era blindado, provocando un pequeño rasguño en un ángulo. Fueron necesarias curas muy meticulosas para devolver el cuadro al estado original. En el mismo año, un demente arrojó ácido al cuadro sin consecuencias. en 1974, mientras estaba expuesto en el Museo Nacional de Tokyo, una mujer usó un espray de color rojo, sin lograr dañar la pintura.
En Italia, un grupo de vándalos provenientes del Este Europeo, fanáticos de fútbol, y en completo estado de ebriedad dañaron la cèlebre “Fontana di Piazza di Spagna”, llamada cariñsamente por los romanos la “barcaccia” por su característica forma de barco. Junto a la “Fontana di Trevi”, la “Fontana dei Quattro Fiumi” y la “Fontana di Pazza Navona”, la “barcaccia” es una de las más célebres de Roma y es conocida en todo el mundo por su belleza. Fueron dañados los elementos decorativos del escudo del papa Urbano VIII, que encargó a Pietro Bernini en 1627, la realización de esta obra después de una inundación de Roma.
