Autor: Búsqueda de “Ilka Oliva-Corado”

Los zancos de Cecilia
Cecilia nunca imaginó que, de trabajar en una maquila en su natal Puerto Lempira, Gracias a Dios, Honduras, llegaría a trabajar pintando casas en Estados Unidos. Ella no aterrizó en restaurantes de comida rápida, tampoco en trabajos de mantenimiento, la esperaba el rubro de la construcción y la jardinería.


El frío en la diáspora
Campestre siempre ha querido comprarse unas botas de invierno, pero su economía es tan precaria a pesar de sus tres trabajos. Se las imagina, se ve con sus botas puestas cubriendo sus pies de las temperaturas bajo cero.


A la hora del sereno
A las tres de la madrugada ya tienen preparadas las redes de zanahorias, remolachas y rábanos. Las lavaron la noche anterior, las consiguen más baratas cuando los campesinos las arrancan de sus sembradíos y se las entregan directamente.


El valor de las remesas
Conoció el salmón en Nueva York cuando lo vio cocinado en bandejas en el deli del supermercado. Doce dólares el pedazo de media libra. Doce dólares, se preguntó qué podía hacer con doce dólares en su natal Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, Guatemala, sin dudas alimentar a su familia por lo menos tres días.


Los ojos del corazón
Agarra la escoba y el mango de la pala y comienza a buscar basura para recoger, apenas empieza la tercera jornada de trabajo y Milagros está que se cae del sueño.


La cena
Fidelio se detiene y descansa junto a la carreta de helados, tiene ampolladas las plantas de los pies, sus zapatos apenas tienen suela.


Los días de lluvia
En las noticias anuncian un pronóstico de lluvia que durará todo el día, Román apaga el televisor y trata de dormir, le duelen las articulaciones de las rodillas y de las manos, mañana será un día largo, cansado y de empaparse.


Cristina de la Patria Grande
Han intentado marchitar la flor en primavera. No quieren montes de flores silvestres, ni pétalos de colores abrazando la esperanza.


El incienso humando
Disiderio enciende una veladora en el altar que tiene en la sala de su casa en Colorado, recién ha regresado de trabajar limpiando baños públicos en parques del distrito.


Los grandes azadones
Sabina envió durante veintisiete años cajas de encomiendas llenas de ropa y regalos para sus cuatro hijos en Guatemala. Migrante indocumentada se le astillaron las vértebras de tanto limpiar bañeras e inodoros.
