Para producir cocaína son necesarios decenas de elementos químicos y laboratorios especializados.

Por qué defiendo la hoja de la coca
Defiendo la hoja de la coca porque es un alimento. Es un alimento riquísimo en vitaminas A y C, y rico en calcio, hierro, fibras, proteínas y calorías.
Los primeros testimonios del uso alimentario de la hoja de la coca en la región andina datan de hace 4.5oo años. En aquella época y en esa zona la planta de la coca cuyo nombre científico es “Eritroxylon Coca” era cultivada y los seres humanos hacían de ella un uso sano y sensato, como se hace hoy en los campos masticando las hojas, muchas veces con un reactivo como cenizas o el bicarbonato de soda.
La coca es una planta alcaloide, así como lo son el té y el café, que contiene varios alcaloides, uno de ellos es el clorhidrato de cocaína que es el ingrediente principal para la elaboración de la cocaína, que está presente en las hojas de la coca en una cantidad mínima, entre 0,5 y 1,1%, que, durante la masticación, por efecto de la saliva se combina con el resto de los elementos alcalinos, descomponiéndose, para transformarse en “ecgonina”: esta substancia contribuye a quemar las grasas acumuladas en el hígado generando glucosa y, por lo tanto energía. Sin haber conocido al detalle tales procesos químicos, ya los incas, y antes los aymaras y los quechuas, sabían que masticar hojas de coca proporcionaba bienestar y fuerza. El simple acto de “pijchar” o “chajtar” hojas de coca, o sea masticarlas y mantenerlas en la boca en una bola compacta y fibrosa, significaba para el organismo una fuente de nutrición y energía.
La reputación de la hoja de la coca, sin embargo, sufre en 1860 una valorización negativa cuando un químico alemán Albert Neimann, consigue aislar el alcaloide de la cocaína. Es el inicio de la difusión de ésta como droga devastadora. Se ha tratado de un “amido terciario” que podía haber sido un buén anestético si su fuerte toxicidad y la dependencia psiquica que provoca, no hubieran orientado a los investigadores a soluciones modificando en laboratorio la molécula de la cocaína. De este modo ha nacido la novocaína y muchos otros anestéticos de síntesis, mientras la cocaína, a partir de siglo XX, ha obtenido cada da mayor èxito como estupefaciente. Han pasado 150 años para poner en riesgo milenios de cultura, identidad y bienestar.
No han faltado en el siglo pasado los usos para alimentos de la hoja de la coca. A principios del Siglo XX, un químico de la isla francesa de Córcega, Angelo Mariani, inventó un preparado alcohólico a base de hojas de coca, el “Vin Mariani”, que cosechó un éxito inmediato como tónico y remedio contra el dolor de garganta. En los Estados Unidos, partiéndo de esa receta, para alcanzar con sucesivas adaptaciones, quitándole el alcohol y añadiéndole cola, un tipo de nuez africana que contiene cafeína y jarabe-caramelo, se compuso la fórmula de una bebida refrescante unversalmente conocida: y éste es el ejemplo más clamorso de uso alimentario de la hoja de la coca que ha sido descocaínizado antes del uso. Pero ni siquiera esto ha impedido que en 1961, en la Convención de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas con sede en Viena (Austria), tanto los Estados Unidos, junto a otros países incluyeran a la hoja de la coca como “substancia de uso indebido”, es decir como uno de los estupefacientes más dañinos. En septiembre de 2022, la ONU adoptó la declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas, que reflejen un compromiso global para respetar las tradiciones culturales de estos pueblos. Este reconocimiento generó una clara contradicción en el derecho internacional con respecto a la situación jurídica del uso tradicional del uso de la hoja de coca.
En la actualidad existen los famosos carteles de la coca mexicanos que exportan toneladas de cocaína a Estados Unidos y Europa como existen los grandes productores de coca en el Chapare boliviano, en la selva peruana y en Colombia, Brasil y Paraguay dónde la cocaína es procesada. Desde hacen algunos años, grupos mafiosos de la ex-Jugoslavia han trasladado sus operaciones en Sud América, los llamados “balcanes” que corrompen a policías, políticos y jueces. Es una organización criminal que se ha introducido en el lavado de dinero y tráfico de cocaína.
